EDITORIAL: Salvador
El PSC de Salvador Illa ganó con determinación las elecciones en Cataluña el pasado fin de semana. El resultado evidencia que el consenso, la concordia y el unir en lugar de dividir son constantes que la ciudadanía recibe con los brazos abiertos.
El Partido Socialista ha ganado las elecciones catalanas en votos y en escaños por primera vez en su historia, desbancando al independentismo de la mayoría absoluta y enterrando un ‘procés’ que ha debilitado sistemáticamente el estado de bienestar en la región en los últimos años.
Las políticas de Pedro Sánchez para Cataluña han significado una gran apuesta por el perdón, la integración, la reconciliación o el diálogo, que son la base de un crecimiento que debe servir para coser una nación que desde la derecha siempre se han empeñado en desmembrar en favor de sus intereses para empoderarse y alcanzar el bastón de mando de un país que, afortunadamente, le vienen negando las urnas.
Los 42 escaños de Salvador Illa, tras más de una década de gobiernos ininterrumpidos de de Junts y ERC, sostienen que los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña han decidido abrir una nueva etapa de cambios, apostando por otra forma de hacer política que se centre en los servicios públicos, en el estado de bienestar y en un gobierno sobrio que el socialista se ha ganado.
No será fácil formar el Ejecutivo, pero lo que ha quedado claro es que la gente de Cataluña ha apostado por la política del reencuentro y, a pesar de las acusaciones que se han vertido desde la derecha extrema y la extrema derecha españolas, Pedro Sánchez no se ha vendido al independentismo, le ha derrotado.
Illa y el Partido Socialista han apostado por la convivencia y la unión de los ciudadanos mientras que el Partido Popular, por ejemplo, en Madrid pone todas sus cartas a la división, al insulto o al enfrentamiento. Esta apuesta de Pedro Sánchez por este tipo de políticas ha recibido el aval y el impulso necesarios que la ciudadanía viene demandando en los últimos tiempos.
Las diferencias del ‘problema’ en Cataluña, con gobiernos de Partido Popular y Partido Socialista, son muy evidentes. Mientras ha gobernado la derecha en este país se han producido un aumento considerable del independentismo, algo que no ha pasado con ejecutivos socialistas, con los que el nacionalismo ha ido encogiendo según se ha avanzado en el diálogo y en la convivencia. No hay que olvidar que en 2017, con Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno, se produjo un referéndum ilegal por la unilateralidad.
Salvador Illa es un político serio, responsable, comprometido con los valores que, sin duda, engrandecerán el espíritu de catalanes y catalanas. Liderará un cambio de ciclo tan necesario como oportuno para lapidar la vía de la ruptura que pusieron en marcha los partidos soberanistas.
Los socialistas siempre hemos buscado el entendimiento para lograr una estabilidad que desde del Partido Popular y VOX siempre intentan derribar. El Progreso es el único camino para avanzar y la capacidad de trabajo de Salvador Illa y el respeto hacia los demás son una garantía de éxito de un Presidente que, sin duda, pondrá a Cataluña en el camino correcto, con empatía y lealtad a la ciudadanía pero, sobre todo, a una forma de ver la vida y de hacer política que serán fundamentales para el crecimiento.
El PSOE ha transformado España y, por supuesto, Cataluña, en vías de un progreso equitativo que se ha centrado, y se centra, en no dejar a nadie atrás, trabajando desde los servicios públicos como la educación, la sanidad, la sequía, las infraestructuras, la vigilancia, la seguridad o la vivienda.
Salvador Illa se define a sí mismo como “una persona de llegar a acuerdos buscando siempre aquello que nos une y evitando aquello que nos separa y nos divide”. Una personalidad que le pone en las antípodas de una presidenta, la de la Comunidad de Madrid -Isabel Díaz Ayuso- que siempre ha apostado por la división, el barro y la nula empatía.
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