EDITORIAL: Entre Césares anda el juego
Con toga purpúrea, adornada con hilos de oro y ornamentos, con corona de laureles y con el pulgar inclinado hacia abajo se presentó ‘Albertus’ Núñez Feijóo a las Elecciones Europeas. Abrazado a lo más espurio de la política, la ultraderecha reaccionaria, el líder del Partido Popular presentó los comicios como un plebiscito al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El referéndum le ha salido rana al gallego, que a principios de año, con altanería, daba por hecha una contundente victoria de las derechas, que acabaría con el líder socialista, y ha acabado pidiendo la hora y mandando a su portavoz a realizar unas valoraciones que han sido poco ‘cucas’.
Con sus políticas de fango, con su aleteo de mentiras, con sus plegarias vacías, con sus rezos en Ferraz, con la complicidad de sus jueces afines, con sus novios de la muerte, el Partido Popular ha convertido la política española en un escenario embarrado que no les ha funcionado. Ataques personales sin fundamentos y sin pruebas. Insultos constantes, coartadas beligerantes con líderes fascistas, falsedades, atentados a la Democracia y veneno en la sangre. Todo esto ha provocado el nacimiento de un monstruo, alimentado por Aznar y por Díaz Ayuso, que amenaza con devorar a una derecha que, lejos de centrar su camino, se ha ido escorando hacia un terreno peligroso, el de la extrema derecha. Ahora Feijóo y el Partido Popular cuenta con solo dos socios: los seguidores del franquismo y del nazismo y un fin de fiesta que se sitúa a la derecha de VOX. Un despropósito con pies de plomo que atravesará, sin duda, el corazón de un partido, el Popular, que navega a la deriva.
Cierto que la socialdemocracia española aspira a mucho más que a disputarle al PP una victoria electoral, pero los españoles y españolas han vuelto a mostrarle a la derecha que el rumbo que han emprendido no es de su agrado, no es constructivo, no es eficiente, es más la senda del odio, de la destrucción y del retroceso. Pueden, con discursos huérfanos, tratar de envolver los resultados en papel de seda y aparentar que han arrasado en España, nada más lejos de la realidad. Dos diputados de diferencia respecto al PSOE no es el resultado que esperaban los populares, que han ascendido respecto a 2019 porque han aglutinado los 8 diputados que se ha dejado Ciudadanos por el camino… poco más.
Lo pero de todo es la posición en la que queda ahora Feijóo y los verdaderos líderes y lideresas de su partido, porque mientras él sigue esperando a la sombra a Abascal, en su cita de los domingos, la Emperadora de la derecha europea, Ursula von der Leyen, ya ha comenzado a tejer un cordón sanitario a la ultraderecha europea que deja en muy mala posición a los populares españoles.
Pedro Sánchez es un líder en Europa, y tiene el respeto y el reconocimiento de la mayoría de la clase política, aunque las ideologías confronten. ¿Qué van a hacer Aznar, Ayuso y Feijóo si Teresa Ribera es nombrada, como se empieza a vislumbrar, Vicepresidenta europea? El plebiscito le va a salir caro al Partido Popular, que ni está ni se le espera.
El Partido Socialista es el único partido capaz de hacer frente a la emergente ultraderecha, resistiendo ataques impostores desde todos los rincones de la geografía española con la firma de una inquisición que va perdiendo fuerza cada día que pasa. El PSOE huye de ese fango para centrarse en el avance y la consolidación de Europa en avances y progreso.
Decía Julio César que “todos los malos precedentes comienzan como medidas justificadas”, algo que debería aplicarse el Partido Popular. También se cuestionaba “¿qué muerte es la preferible por todos?”, y se respondía: “la inesperada”. Como si de un emperador romano se tratara, debería el amigo del narcotraficante mirar su espaldas constantemente, porque también es conocido que a los Césares se les quitaba del medio desde el mismo entorno que les protegía.
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