EDITORIAL: Un gran cordón sanitario
Los resultados en Francia el pasado domingo, con la victoria del Frente Popular y con la caída de Le Pen a la tercera posición tras haber ganado la primera vuelta, evidencian que, por norma general, los ciudadanos europeos no quieren a la ultraderecha.
Cuatro de los principales países de la Unión Europea: España, Francia, Alemania y el Reino Unido le han dicho ‘no’ a la extrema derecha en los últimos comicios. Tampoco en el Parlamento europeo han conseguido alzarse en el Gobierno. Estas son buenas noticias para la amplia mayoría de la ciudadanía excepto para el Partido Popular español, que sigue sosteniendo al radicalismo heredero del fascismo en diferentes Comunidades Autónomas y en cientos de ayuntamientos.
El mismo Núñez Feijóo ya se ha apresurado a expresar su disgusto tras las elecciones francesas, apelando a la unión del centro para evitar que gobierne el Frente Popular. Habla el Partido Popular español de centro cuando es quien está introduciendo a la ultraderecha en las instituciones de nuestro país, mimetizándose con ella en múltiples ocasiones e, incluso, pasándola por su derecha. Hay que tener poca vergüenza para hablar de centro político cuando pactas sin pudor alguno con los herederos del franquismo. VOX es un partido antidemocrático, homófobo, machista y xenófobo y los populares se han doblegado a sus exigencias allí donde gobiernan de manera conjunta, castigando a los españoles y españolas a un retroceso en derechos y libertades.
Por el mismo camino va la derecha de Aranjuez, que sigue de la mano de un partido negacionista que condiciona las políticas locales a cambio de mantener el bastón de la alcaldía. De la mano de VOX, el Partido Popular en Aranjuez diluyó la delegación de Igualdad, se abraza en políticas de sostenibilidad con quienes las niega, poniendo al frente de la Agenda Urbana y del Plan de Movilidad Urbano Sostenible a quien se jacta de no llegar a acuerdos con la oposición y, por quinto año consecutivo, ha vuelto a dar de lado al colectivo LGTBI sin dar visibilidad a sus reivindicaciones históricas, entre otras muchas cosas.
Miguel Gómez iba a representar un cambio en las políticas de gestión de este Ayuntamiento pero, por lo que se va viendo, también seguirá abrazado a la extrema derecha para mantener una alcaldía que, con VOX en el Gobierno, seguirá sin ser productiva. El alcalde ha tenido la oportunidad de desligarse del extremismo, como está haciendo toda Europa, tejiendo un cordón sanitario a los fascistas, pero ha preferido seguir trazando un sendero de la mano de quienes siembran el odio y son nocivos para la salud pública y el bienestar social, en el que no creen, como ya evidenció Milei en su visita a Madrid para que Díaz Ayuso le colgase una medalla por el simple hecho de haber insultado a Pedro Sánchez y a nuestro país.
La victoria de los Laboralistas en el Reino Unido y del Frente Popular en Francia representan la esperanza y el futuro, confirman que la población no vive ajena a lo que está sucediendo con el auge de la extrema derecha en toda Europa y, como en España, han salido a votar en masa para parar ese avance y bajar los humos a quienes pretenden volver a épocas grises y superadas.
Flavia Kleiner, fundadora y codirectora de la Operación Líbero y figura de referencia para combatir el populismo de derechas por toda Europa, expresó en una entrevista en ‘El Confidencial’ que «para derrotar a la derecha radical hay que romper su control de la narrativa. Tenemos que creer en nuestros objetivos y dejar de cantar la canción populista, solo nuestra propia canción”, una afirmación que fundamenta los principios de libertad y democracia que la ultraderecha pretende sustraernos.
La estrategia del fascismo es clara e históricamente se ha basado en la intoxicación del debate, en obligar al resto a hablar de sus temas y a desplegar rencor allá por donde pisan. Lamentablemente, en nuestra ciudad seguirán de la mano del Partido Popular y de Miguel Gómez, que les prefiere en el Gobierno aunque tenga alternativas para dirigir esta ciudad desde el consenso y los acuerdos con toda la Corporación. No será así porque, le pese a quien le pese, la naturaleza de la derecha es ir contra los avances sociales que beneficien a un amplia mayoría. Y no es algo efímero ni espectral, porque el Partido Popular ha votado en contra de la ley de Eutanasia, del aborto, del divorcio, del matrimonio entre personas del mismo sexo, de la ley de cambio registral de personas trans, de la Igualdad y de la ley antitabaco.
Ya lo dijo Ernest Hemingway: “El fascismo es una mentira contada por matones”, y ahí seguimos en Aranjuez, envueltos en esa mentira.
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