Otra época, otros sueños, otra realidad…

Laura Hernandez. Concejala del Partido socialista en el Ayuntamiento de Aranjuez

Recuerdo mis días de invierno en un instituto público de esa España vaciada donde Machado y Bécquer siempre estaban paseándose entre las mesas y llenaban el aula de poesía y ensayo. Y es que en tierra de poetas, su espíritu era el nuestro.

Sin embargo, un día nuestro profesor de filosofía, ese hombre con barba larga y poblada, gafas redondas, que siempre se tocaba el mentón cuando hablaba, nos dijo: “Tened cuidado al citar a los clásicos. Ellos vivieron otra época, otros sueños, otra realidad que no es la vuestra. Siempre deben acompañaros, eran sabios y darán sentido a muchos momentos de vuestra vida, pero nunca los saquéis ni os saquéis de contexto”.

Resuenan en mi cabeza las palabras de Ángel cada vez que la derecha de nuestro país cita con desvergüenza y sacadas de contexto las citas de los grandes de la literatura y el pensamiento de nuestro país y del mundo.

A estas alturas quizá no sería necesario recordar que a Federico García Lorca lo fusilaron por “marica y rojo” los franquistas, que Machado murió en el exilio republicano, lejos de su hogar, de Leonor, por culpa del franquismo, que Clara Campoamor defendió el feminismo, no el liberalismo y que gracias a ella y otras mujeres, como Federica Montseny consiguieron que las mujeres, todas, pudiéramos votar. La escritora chilena Isabel Allende, además de feminista es sobrina del asesinado por la dictadura de Pinochet,  el socialista Salvador Allende y que el filósofo Ortega y Gasset fue evolucionando en su pensamiento, a la vez que cambiaba nuestro país, y él mismo mostraba su deseo de ‘europeizar’ España apostando por la ciencia y expresó su preocupación por el concepto de ‘nación’.

Cito a estos autores porque últimamente las políticas de derechas de nuestro municipio los nombran en sus discursos en un intento vano por cambiar la historia. Por eso, bienvenida esa ley de Memoria Democrática que tan poco les gusta. Y pensarán, “que redonda me ha quedado la alocución llena de citas, parezco hasta culta”. Pero la cultura y la educación de una persona y de un país no son fáciles de alcanzar. Para eso son necesarios los recursos. Recursos que la derecha solo quiere ofrecer a unos pocos, uniéndose en torno a la defensa de la escuela privada, de los valores tradicionales, de la elección de los centros a su alumnado y de la búsqueda de la excelencia como criterio fundamental de referencia. 

Y esa excelencia del alumnado que tanto ansía la alcaldesa Martinez, la presidenta Ayuso y el Partido Popular es la herencia de la madrina Esperanza Aguirre, que buscaba ante todo la segregación del alumnado, la educación para unos pocos y el analfabetismo para el resto. 

Pero la excelencia en la educación por sí misma no significa nada. Palabras vacías, huecas, pensadas para unos pocos. Lo verdaderamente “excelente” sería que se establezcan las condiciones para que un alumno que saque un cinco pueda sacar un siete, que el que tenga un siete pueda sacar un nueve, y el que tenga un nueve pueda sacar matrícula de honor. Una educación que involucre a todos, y nadie quede fuera. Atendiendo a las diferencias, no segregando, no generando categorías, sino atendiendo a cada uno con sus dificultades. 

Una educación escolar de calidad es aquella que permite que todos los alumnos y las alumnas alcancen el más alto nivel de desarrollo en todos los ámbitos en los que éste se produce. Cuando los alumnos y alumnas de un centro no aprenden todo lo que podrían, esta no sería una escuela de calidad. Cuando sólo algunos lo consiguen, tampoco. La búsqueda de la excelencia y de la equidad son las señas de identidad de una educación escolar de calidad.

La sociedad española es una sociedad diversa y rica en matices culturales. Pero el cinismo del Partido Popular les lleva a citar a Machado como el máximo defensor del español reinterpretando su frase “el único lenguaje viviente es el lenguaje que pensamos y tenemos en nuestro ser”. 

Porque es su particular “Torre de Babel” de los idiomas, niegan las lenguas oficiales de nuestro país pero aíslan al castellano en la formación académica en la Comunidad de Madrid ocasionando que muchos estudiantes no aprendan bien ni un idioma ni el otro, generándoles una enorme frustración o porque se vanaglorian de las escuelas oficiales de idiomas, cuando inventaron el sistema educativo basado en el bilingüismo, que ellos mismos no defienden eliminando las pruebas externas de inglés en los centros educativos. Porque cuando la señora Martínez se sube al púlpito cree que el que le escucha es ignorante mostrando solo su falta de respeto al oyente. 

Y es ahí, en el atril del empoderamiento, donde resuenan las frases de nuestros ilustres sin orden ni concierto. “Tened cuidado con citar a los clásicos” vuelve a resonar en mi cabeza. Querido Ángel, me voy a permitir la desvergüenza de llevarte la contraria citando al poeta errante, que sigue paseándose en mi memoria: “En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”.