EDITORIAL: Sí, merce la pena
“Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera…”. Esta frase de Ana Frank, extraída de su diario, puede resumir el sentir de un país harto de asteriscos en su democracia que, normalmente, se acentúan desde la derecha extrema y la extrema derecha.
El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se detuvo unos días a reflexionar si merecía la pena seguir construyendo un camino que está llevando a España a ser referente en Europa. La política del fango perpetrada por Partido Popular y VOX no es más que la estirpe de un tiempo que creíamos lejano pero que, en realidad, no lo es tanto. Los visillos de un franquismo insultante para la inteligencia quieren abrirse, de nuevo, a un golpe de Estado -blando, de momento-, que pretenden llevar a cabo aquellos que no aceptan los resultados de un sistema electoral democrático de un país que ha decidido otorgarle el Gobierno al progreso, liderado por un Presidente sobre el que llevan años vertiendo falsedades, insultos y descalificaciones.
La estrategia es clara: cocinar mentira tras mentira con el apoyo de quienes opositan a medio de comunicación -sin conseguirlo-, y cuya financiación es, cuanto menos, sospechosa. El altavoz de las derechas no es más que un vertedero de falsedades que se sirven de distopias orquestadas, precisamente, por quienes más otorgan, sin callar. Exhiben desde sus cloacas personajes que se envuelven en un fanatismo paupérrimo, alzándose sobre un estrado que no es más que un quilombo en el liderazgo de un imperio que traspasa el poder de la ciencia ficción.
Toda esta escenografía pretende ocultar una trama que comienza con un informe demoledor de una Comisión Ciudadana, que destaca que más de 4.000 mayores -el 21,5%- que vivían en residencias durante la pandemia fallecieron por la mala atención y porque no se les derivó a hospitales. La respuesta de Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de la Comunidad de Madrid y responsable máxima de la situación, contestó afirmando que “se iban a morir igual”.
Ya nada sorprende de quien practica la arrogancia hasta el extremo, sabiendo que dispone de una alfombra roja que permite, por arte de magia, enriquecerse a todo aquel o aquella que se acerque a su aureola, ya sean padre, madre, hermano, pareja o ex pareja. Y todo aderezado con el gluten de una ‘fariña’ gallega amasada desde el patriotismo del presidente de FAES -José María Aznar- que, eso sí, tiene a más del 90% de su gobierno en la cárcel o en procesos judiciales.
Toda esta estirpe es la que le pide al Presidente del Gobierno de España que justifique la inocencia de su pareja, una acusación que solo se sostiene en la mentira de titulares falsos que un juez ha decidido admitir a trámite, a pesar de que el artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal dice que “las noticias periodísticas no podrán servir de base para iniciar un procedimiento de oficio”.
Sí, Presidente, merece la pena seguir, merece la pena luchar por la Democracia, con mayúsculas, seguir construyendo un país moderno que se preocupe por el bienestar social, que suba las pensiones, el salario mínimo, que apruebe leyes para los más desfavorecidos, que consiga fondos europeos para el crecimiento y que sitúe la afiliación a la Seguridad Social en datos históricos, como acaba de pasar esta semana.
La política está para transformar, para avanzar en derechos y libertades y para no permitir que los herederos de la dictadura retrocedan a este país hasta el NO-DO y el alcanfor. La gestión del Gobierno de España está siendo, con sus errores y sus aciertos, impecable, y la verborrea de quienes pretenden destruir todo lo conseguido no puede allanar el camino hacia un lodo que no puede traer más que miserias para nuestro país.
Quienes hablan de que Sánchez pretende dividir a España son los que ensalzaban eslóganes como “Socialismo o libertad”, por eso es necesaria una regeneración democrática de un sistema que la derecha pretende pervertir, amenazando la verdadera libertad que tantos años costó conseguir.
Este país seguirá teniendo un Gobierno progresista los próximos años, hasta que las urnas vuelvan a abrirse y ciudadanos y ciudadanas decidan qué es lo que quieren para su país. De momento, han apostado por el progreso, dando la espalda al barrizal en el que se han convertido Partido Popular y VOX.
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