Sujetos pasivos

Publicado por PSOE Aranjuez en

Si consultamos el diccionario, un sujeto pasivo es aquella “persona que está sujeta a pagar un impuesto”. Como se escucharía en un juicio, “no hay más preguntas, señoría”. Que Acipa y VOX, que últimamente van de la mano como buenos amigos incluso presentando propuestas a pleno, son los sujetos pasivos de este Gobierno municipal ya no hay duda. Que Acipa se pliegue a las disparatadas desfachateces de la ultraderecha no es más que una consecuencia más de su presentación a la sociedad como un partido conservador y de ideología marcada.

Ambas formaciones, sin las que no sería posible que Partido Popular y Ciudadanos gobernasen esta ciudad, han adoptado un papel de servilismo que acentúa su incongruencia. Sostienen a un Ejecutivo que, si la verdadera esencia de estos partidos, como así se venden, fuese la defensa de los derechos de los ciudadanos, ya no estaría gobernando. La pulcritud del servicio de lo público ha pasado a un segundo plano tanto para Acipa como para VOX, quién sabe si como pago de esa penitencia que les persigue por las prebendas que reciben.

Curiosamente, tanto el portavoz de Acipa, Jesús Mario Blasco, como la portavoz de VOX, Begoña Banegas, reciben por sus servicios una nómina más elevada que las de sus homólogos en la oposición, InPar y Unidas Podemos, pese a tener el mismo número de representantes en la Corporación. La coartada, que se guisaron y comieron entre las cuatro derechas, no fue otra que el porcentaje de votos, algo inusual y pionero en esta ciudad, un ejercicio de cinismo ante el que Acipa no solo no protestó si no que otorgó.

Que Belmonte y Blasco pretendan vestir sus decisiones como actos de generosidad con esta ciudad es un absoluto disparate y un insulto a la inteligencia que, tarde o temprano, tendrán que explicar a sus votantes y simpatizantes

En lo que no está reparando la formación que se llama a sí misma independiente es en que se ha convertido en cómplice directo de cuanto atañe a la gestión del municipio, regalándose a sí mismos el papel de pregoneros, que no portavoces, de un Gobierno municipal que tiene abandonada a la ciudad y a sus ciudadanos. Que a Acipa se le haya agotado la batería de la cámara fotográfica con la que retrataba, bajo su punto de vista, a Aranjuez en la pasada legislatura es una anécdota comparada con la frescura con la que en esta legislatura, y bajo el paraguas de la desvergüenza, apoya propuestas fiscales que con el anterior Gobierno socialista eran poco menos que atentados contra la sociedad.

Que Belmonte y Blasco pretendan vestir sus decisiones como actos de generosidad con esta ciudad es un absoluto disparate y un insulto a la inteligencia que, tarde o temprano, tendrán que explicar a sus votantes y simpatizantes. En Acipa sacan los fuegos artificiales, tratando de aliviar sus constantes vitales, porque el Gobierno municipal haya convocado algún Consejo que les sirva de coartada para celebrar que su acuerdo con Martínez se va cumpliendo, -nada más lejos de la realidad-, es que, además, enseñan los dientes ante cualquier crítica a la gestión municipal, tal vez porque se sienten partícipes de un gobierno que lo único que hace es utilizarles para mantener su posición. Lo que no consigue Acipa es encontrar un momento para explicarles, por ejemplo, a los vecinos del barrio de La Montaña el por qué de sus impostoras promesas electorales. No debe olvidar la formación de Belmonte y Blasco que a los vecinos de la zona les deben una de sus actas de concejal, por lo que no estaría de más que exigiesen ese acuerdo de obligado cumplimiento para que, sobre todo, no sean los vecinos los que les sonrojen la cara, si es que ya se ha reblandecido, teniendo que limpiar sus propias calles, realizando un servicio por el que ya pagan.

Lo de VOX es de otra pasta, un ‘sine qua non’ que ahuyenta cualquier atisbo de democracia y pisotea los derechos sociales por encima de cualquier cosa. Es una baldosa en el Gobierno, un azulejo sin el que no es posible acabar el cuarto de baño y que guarda silencio ante las inacciones e incapacidades de Partido Popular y Ciudadanos, un partido éste que juega en un complejo tablero, un sistema táctico difícil de comprender, planeando fines de semana ‘lorquianos’ mientras gobierna con el sustento de quienes apoyan a quienes le asesinaron, todo un ejercicio de silogismo.

El peaje que paga VOX tal vez se inocule en la certeza de que con el silencio es más probable comprar el desvío de la mirada de la alcaldesa ante un caso de presunto fraude de su cargo de confianza, del que aún no se tienen noticias a pesar de que lo último que se supo es que le debía a este ayuntamiento y a sus vecinos, que son quienes le pagan, una ingente cantidad de dinero. Tal vez en éste, y no en otros menesteres, aceptan el papel de sumisos, vayan ustedes a saber.

Categorías: Opinión

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