Transparencia opaca
La transparencia es el principio fundamental de la calidad de los gobiernos que aspiran a considerarse democráticos. La información precisa es un derecho al que debe aspirar la ciudadanía y es una obligación del Ejecutivo correspondiente ponerla al servicio de sus representados. La tarjeta de visita de Ciudadanos, al arribar al espectro político fue una defensa a ultranza de la transparencia, una cualidad que, hasta el momento, ha escondido como el que esconde una escalera de color en el póquer, tratando de engañar, o deposita lo barrido debajo de la alfombra. Las actitudes y las aptitudes de cualquier gestor, y mucho más en política, han de ser tan claras como exigentes y, en este caso, ni se alumbra claridad ni se percibe exigencia, porque si la delegada de Transparencia, Nerea Gómez, no ejerce, todo lo restante se convierte en una bula en la que pretenden seguir viviendo y coexistiendo.
Desde Ciudadanos se ha hecho viral la ‘coletilla’ de que estamos viviendo la mayor crisis sanitaria mundial de la historia, y no les falta razón; lo que ya no es tan viral son las exigencias que desde su propio grupo, componente inestimable de las incapacidades de un Gobierno liderado por la alcaldesa María José Martínez, deberían hacer en favor de esa transparencia tan aireada. Porque desde que comenzó la crisis del COVID-19, desde el Ayuntamiento de Aranjuez, es decir, desde el Gobierno municipal, no se ha dado una información que matice la claridad de cada decisión tomada en cada asunto ni dibuje la realidad de todo lo que se ha ido sucediendo.
«Ni el Gobierno de Martínez ni sus servidores De las Hazas, Gómez Barrasa y Giovanello han dado muestra alguna de ofrecer una información precisa de qué es lo que está ocurriendo con las vacunas en Aranjuez, no existe transparencia que certifique si se ha vacunado en los centros de salud, en el Hospital o en las residencias, tampoco si se ha diseñado un calendario de vacunaciones para la ciudad o qué número de vacunas han llegado al municipio»
Es incuestionable la falta de sobriedad de un Ejecutivo desaparecido que tiene a sus máximos exponentes a la propia alcaldesa y al concejal delegado de Salud, José González Granados, más preocupado por convertirse en el Teniente de Alcalde más violento de cuantas legislaturas se han sucedido en la ciudad que de ejercer en el cargo que se le ha encomendado. González Granados, que solo da muestras de presencialidad en Comisiones Informativas y en Plenos municipales para injuriar a miembros de la oposición, no ha sido capaz de informar de la situación que ha vivido Aranjuez durante la pandemia, como tampoco ha dispuesto de la inspiración y la responsabilidad necesarias para elevar propuesta alguna al Pleno relacionada con la Sanidad, todo un derroche de falta de ideas que lo único que evidencia es que, por un lado, la derecha de Aranjuez mantiene un idilio incondicional con las políticas sanitarias que se están gestionando desde el Gobierno regional y, por otro, de la absoluta complicidad de sus socios de Ciudadanos en el Gobierno y de la sumisión -desde las prebendas- de Acipa y VOX.
Ni el Gobierno de Martínez ni sus servidores De las Hazas, Gómez Barrasa y Giovanello han dado muestra alguna de ofrecer una información precisa de qué es lo que está ocurriendo con las vacunas en Aranjuez, no existe transparencia que certifique si se ha vacunado en los centros de salud, en el Hospital o en las residencias, tampoco si se ha diseñado un calendario de vacunaciones para la ciudad o qué número de vacunas han llegado al municipio. Es evidente que las competencias en Sanidad están transferidas a la Comunidad de Madrid, pero lo que no puede ocultar la alcaldesa de Aranjuez es que la competencias a la hora de informar a los ciudadanos son, inexcusablemente, suyas. La falta de rigor y la incapacidad en gestión y en transparencia ya han quedado demostradas en varias intervenciones en los plenos, intervenciones que, en algunos casos, han rozado lo grotesco, como la certificación del propio delegado de Salud, González Granados, en alguna cuestión plenaria en la que ha reconocido no conocer qué es lo que está sucediendo en el Hospital del Tajo desde donde han llegado informaciones de que hay personas que se han vacunado saltándose el protocolo. Y ahí, el concejal, ni siente ni padece, como en todo lo relacionado con la salud pública, donde González Granados sí tiene competencias.
Esta falta de información y de transparencia implica una falta de sesgo democrático que se está convirtiendo en el sello de este Gobierno municipal, del que todavía se esperan aquellas luces y taquígrafos que muestren un acuerdo de legislatura entre PP y Ciudadanos, un acuerdo que, evidentemente, no existe y que, al menos, les hubiese servido de coartada, como el firmado por Acipa con la alcaldesa Martínez, aunque en las cláusulas se rubricase un ‘pelillos a la mar’, como firmó Jesús Mario Blasco.
Resulta dantesco, aunque con matices cómicos, que quienes más abogan por la transparencia sean, precisamente, quienes más traten de ocultarla, bien por acción bien por omisión, y en los tiempos que corren sería mucho más vehemente exigir que la información que se ofrece desde el espacio que habitas sea rigurosa y contemporánea y en eso, como en muchas otras cosas, Ciudadanos no es más que un títere del PP que, a su vez, se dispone como marioneta de VOX. Glenn Greenwald, abogado constitucionalista americano, afirma que “la transparencia es para quienes ejercen funciones públicas y ejercen el poder público. La privacidad es para todos los demás”. Tomen nota.
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