EDITORIAL: Gestión nefasta con las personas de edad
“Y si fuego es lo que arde en los ojos de los jóvenes, luz es lo que vemos en los ojos del anciano”. Son palabras de Víctor Hugo, poeta, dramaturgo y novelista romántico francés. El pasado 1 de octubre se celebró el Día Internacional de las Personas de Edad, una onomástica que tiene el objetivo, en este 2021, de destacar el cambio demográfico que está sufriendo la población mundial y la necesidad de crear nuevas políticas y programas que beneficien a los miembros de la ‘Tercera Edad’.
Este año, el epígrafe de la celebración se centra, básicamente, en la ‘Equidad digital para todas las edades’, haciendo hincapié en la necesidad de que las personas de edad tengan acceso y una participación significativa en el mundo digital, lo que provocará que se puedan alcanzar los objetivos respecto al Desarrollo Sostenible. Sin embargo, la gestión de esa denominada ‘Tercera Edad’ va mucho más allá, porque se debe centrar en el cuidado de las personas mayores, proporcionándoles esa calidad de vida que demandan, necesitan y cuyos derechos han adquirido a lo largo de una vida de esfuerzo, dedicación y enseñanza hacia las generaciones que les suceden.
Desde que se inició la pandemia, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha promovido todo lo contrario, abandonando a su suerte a muchos mayores que han sufrido las consecuencias de una nefasta gestión política y una falta de protocolo alarmante, sobre todo, en las residencias, en las que, al inicio de la crisis sanitaria, padecieron miles de contagios que provocaron miles de muertes sin que desde el Gobierno regional se mantuviese un mínimo de atención a nuestros mayores, llegando, incluso, a negarles el derecho de ser trasladados a hospitales con una afección grave por el Coronavirus, básicamente, y también por otras patologías.
Además, la extrema derecha y la derecha extrema han tratado de responsabilizar de esos miles de fallecimientos al Gobierno de España cuando, en realidad, las competencias estaban transferidas a las Comunidades Autónomas, responsables directas de la gestión. Y si la responsabilidad no era del Gobierno regional, ¿por qué el Partido Popular y VOX se han negado a abrir una Comisión de Investigación al respecto?
No obstante todavía existe gente con decencia es esas formaciones, y la prueba más reveladora es la dimisión de Alberto Reyero, Consejero de Ciudadanos, que mostró su disconformidad con la gestión del Gobierno de Díaz Ayuso, al que pertenecía, denunciando incluso la negligencia de la Consejería de Sanidad en este aspecto. No hay que olvidar que Reyero mantuvo un enfrentamiento con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, a cuenta de los protocolos de derivación de pacientes de las residencias de mayores, en los que se rechazaba el traslado de ancianos a los hospitales durante la crisis sanitaria.
Pero no solo en la gestión de las residencias ha mostrado el Gobierno de Díaz Ayuso su incompetencia en la gestión de las personas mayores, los recortes en sanidad han provocado una disminución en las plantillas en Atención Primaria, privando de recursos materiales y humanos que han impedido que se prestase un servicio acorde a las necesidades de las personas de edad, sin atención ni presencial ni telefónica en muchos casos. Tampoco han funcionado los protocolos en las vacunaciones, ‘obligando’ a trasladarse a muchos mayores a cientos de kilómetros de su ciudad para poder inocularse una vacuna, dificultando de esta manera la prevención ante el virus cuando había centros sanitarios e, incluso, hospitales, como es el caso de Aranjuez, en los que deberían haber habilitado espacios para poner las dosis necesarias.
El Partido Popular vuelve a hacer gala de un populismo engañoso que solo busca un rédito político a través de un viaje hacia lo absurdo. Tratan de escribir las bonanzas de sus gestiones para, después, limitar los derechos de las personas de edad y votar, una vez más, en contra de la subida de las pensiones, uno de los principales garantes del bienestar social.
La codicia de la derecha por alcanzar el poder pasa, incluso, por encima de los derechos y las
necesidades de las personas mayores, a quienes han abandonado con unas políticas de recortes que han provocado, a lo largo de estos años en la Comunidad de Madrid, una situación alarmante que ha desembocado en una precariedad que han sufrido nuestros mayores, auténticos artífices de una democracia a la que el Partido Popular no le suele prestar la atención que merece.
Y en ese ocultismo y falta de transparencia aún seguimos esperando los datos reales de la gestión de la crisis sanitaria en las Residencias de Aranjuez, de las que no se sabe el número de contagios ni de fallecidos durante la crisis sanitaria. Y María José Martínez, como siempre, a verlas venir sin reclamar a sus mayores recursos y claridad en esta época tan complicada. Es muy necesario celebrar la Semana del Mayor, pero mucho más necesario es protegerles en el día a día y atenderles en virtud de sus necesidades.
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