EDITORIAL: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”
El concepto que la alcaldesa de Aranjuez, María José Martínez, tiene de la participación es muy particular; de hecho, una de las primeras decisiones que tomó cuando entró al Gobierno municipal en la presente legislatura fue prescindir del Portal de Participación que diseñó el Partido Socialista en el mandato anterior.
La actitud totalitaria y el despotismo ilustrado -aquello de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”- es una de las inquietudes que siempre tuvo Martínez. El portal economipedia.com define al despotismo ilustrado como: “el modelo político en el cual, durante la segunda mitad del siglo XVIII, convergieron los principios del Antiguo Régimen, basado en la monarquía absoluta, con algunas ideas provenientes de la Ilustración, como la fe en la razón como motor de las sociedades. Este modelo se expandió por Europa, con principal incidencia en Rusia, Austria, Prusia, España o Francia”.
A la actual alcaldesa de Aranjuez nunca le ha interesado la opinión ni de los grupos de la oposición que no forman parte de su sanedrín ni, por supuesto, la de los ciudadanos. De éstos solo le ha interesado el voto, aunque tampoco le ha servido de aprendizaje el hecho de haber perdido 8 concejales desde que fue elegida como primera edil por primera vez, lo que significa que se ha dejado por el camino la confianza de miles de ciudadanos. No hay que olvidar que, en la actualidad, gobierna, única y exclusivamente, por la treta de Ciudadanos y la mayor traición política que ha visto esta ciudad, y por la cortesía a cambio de prebendas de Acipa o el extremismo de la derecha de VOX.
La pasada semana, Martínez volvió a tratar de utilizar a los representantes de la Corporación -ya saben, los que estamos fuera del sanedrín- y también a los ciudadanos, convocando una reunión de portavoces en la que trató de escenificar, mediante su primera Teniente de Alcalde, Miriam Picazo, un consenso participativo que se le ha ido por el fregadero. La confianza es algo que va implícito con la honorabilidad, sobre todo en política, y cuando te convocan para que aportes ideas en las que invertir los ahorros del Ayuntamiento tratas de poner sobre la mesa, de manera ecuánime, proyectos que favorezcan a todos los vecinos, no solo a unos pocos.
Durante la presente legislatura, la gestión de María José Martínez se ha centrado en criticar de manera insistente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como si ese fuese su único objetivo ante el derrumbe de una ciudad que lanza un lamento continuo ante su bochornoso estado y ante una gestión deficiente de quienes gobiernan. Sin embargo, a la alcaldesa de Aranjuez se le olvida que, precisamente, ha sido Pedro Sánchez quien ha posibilitado que los Ayuntamientos puedan destinar ese remanente de tesorería a inversiones para sus ciudades y no para condonar deudas, como pretendió el Ministro Montoro, del Partido Popular, en su última comparecencia en un Gobierno estatal.
Pero que nadie se engañe, el Partido Socialista no está en contra de invertir en infraestructuras para la ciudad, tampoco está en contra de las propuestas que ha presentado el Gobierno municipal respecto al gasto del remanente de tesorería; es más, algunas de ellas son propuestas que hizo el Grupo Socialista. Incluso, entendemos que el municipio tiene muchísimas más necesidades y requiere de muchísimas más inversiones. A lo que no está dispuesto el Partido Socialista es a ser cómplice de un juego en el que no pueden participar ni asociaciones de vecinos, ni clubes deportivos, ni colectivos como el de personas con movilidad reducida.
Martínez, ahora, balbucea en su discurso tratando de esgrimir que los grupos progresistas estamos en contra de los vecinos de La Montaña, barrio al que ha decidido destinar cerca del 50% de las inversiones que va a llevar a cabo con un fin electoralista. Se le olvida a la alcaldesa que hasta ahora el único partido que ha realizado inversiones en ese barrio ha sido el Socialista, algo indiscutible. Sin embargo, este grupo político, que representa a más de 8.000 vecinos, entiende que el reparto debe ser equilibrado y, sobre todo, que debe ser participado, incluso por los vecinos de La Montaña, a quienes tampoco se les ha preguntado si entre sus preferencias para invertir en su barrio está un campo de fútbol.
La regla de tres es simple: para un barrio de 7.000 vecinos, se destina casi el 50% del gasto, para el resto de la ciudad -55.000 vecinos-, un 25%. Entendemos que la regla no es justa, aún sabiendo que el barrio de La Montaña tiene muchas necesidades que hay que cubrir, pero el resto de barrios, también las tiene. Y si no, que le pregunten a la Asociación de Vecinos de la Glorieta del Clavel, con quienes el PSOE se ha reunido esta semana constatando que en los últimos dos años de la presente legislatura nadie del Gobierno local se ha puesto en contacto con ellos para conocer sus necesidades y preguntarles cuáles son sus prioridades en el barrio. Y éste es solo un ejemplo que dibuja la fotografía del resto de barrios de la ciudad.
Lo único que se le pide al Gobierno de Martínez es que, al menos, cuando pretenda hacer un paripé, al menos intente disimular enviando a una portavoz que sepa cuál es la cantidad de la que se dispone de remanente de tesorería. Más que nada para no hacer un ridículo que evidencie que todo el pescado ya lo tenían vendido, cocinado y puesto en la mesa para ser degustado.
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