EDITORIAL: El feminismo defiende la igualdad
La alcaldesa de Aranjuez, María José Martínez, comenzó su particular pregón -previo al pregón- de las Fiestas de San Fernando con un alegato contra el feminismo. Martínez afirmó que “el feminismo se olvida de las monjas”, tratando de capitalizar un discurso rancio y machista, porque el feminismo no se olvida ni de monjas, ni de abogadas, ni de empresarias, ni de empleadas del hogar, ni de arquitectas, ni de deportistas, ni de actrices… el feminismo defiende a todas la mujeres, sin discriminación alguna por su condición laboral, tampoco la de las monjas.
La Real Academia de la Lengua define al feminismo como el “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre” y como un “movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Si alguien apoya y convive con partidos políticos como VOX, que sí se olvidan del feminismo para, incluso, negar la violencia machista, es María José Martínez, que lejos de trazar un cordón sanitario al fascismo convive con él sin vergüenza ni desvergüenza.
En un intento vano de capitalizar tanto a las pregoneras de este año como a los propios festejos, la alcaldesa vuelve a patinar tratando de desprestigiar una lucha feminista que persigue el fin de la desigualdad y de la violencia machista, y con este tipo de declaraciones en un acto público, en el que se debe huir de electoralismos y eslóganes políticos, Martínez intenta sobrevivir a ese tipo de etiquetas que se le cuelgan a quienes no defienden con vehemencia movimientos como el feminista, y ella ni lo hace ni lo ha hecho nunca, y mucho menos ahora cuando tiene como socio de gobierno a una extrema derecha que minimiza en sus actos y discursos la figura de la mujer.
Si su pretensión, equivocada, era lanzar un dardo a los partidos progresistas y a los colectivos feministas en general en una acusación directa de desatención a los colectivos religiosos habrá que recordarle que un alcalde Socialista, Jesús Dionisio Ballesteros, nombró a Sor Manuela Amotinada Mayor en 2009.
Tampoco puede olvidar la actual alcaldesa de Aranjuez que, en 2016, la actual portavoz Socialista, Montserrat García, entonces delegada de Bienestar Social, mujer con una trayectoria feminista, sin ninguna duda, firmó un convenio, dotándolo económicamente, con las Hijas de la Caridad de la Casa de San José para un nuevo funcionamiento del Comedor Social, que se despegaba la etiqueta de beneficiencia que siempre le ha puesto el Partido Popular para pasar a un sistema que huía de estigmatizaciones y que aportaba dignidad a los ribereños y ribereñas que lo necesitaban.
El sistema estaba muy claro: los usuarios recibían una cantidad determinada de puntos con la que hacer la compra cada semana en las instalaciones de la Casa de San José, lo que les garantizaba no solo una comida caliente al día, sino proveerse de alimentos para el desayuno, la cena o la merienda de los niños, en caso de que los tuviesen. Y sin exposición pública alguna.
Así que ni el Partido Socialista se olvida de los colectivos religiosos ni el feminismo de la defensa de las mujeres, incluyendo a las monjas, por supuesto. Porque el feminismo no es solo una ideología política, es un movimiento de lucha infatigable contra quienes pretenden que la desigualdad persista, contra quienes niegan la violencia de género y contra quienes insisten es defender que no existe el machismo.
VOX, a quienes Martínez se abraza y ya traza lazos para cambiar de socios, dejando a un lado a Ciudadanos, para reflejarse en el espejo del fascismo más bochornoso, claman por “la belleza de las tradiciones familiares”, también se negaron a votar a favor de la convalidación del decreto ley que declaraba como esenciales durante la vigencia del estado de alarma los servicios de atención a las víctimas de violencia machista y que garantizaba protección a estas mujeres también mientras durase la pandemia, hablan de chiringuitos feministas y niegan la violencia machista. Si alguien se olvida de las mujeres no es, precisamente, el feminismo, señora Martínez, es usted abrazándose a lo más rancio y antiguo que existe en este país, algo de lo que no se quiere desprender.
La altanería y la arrogancia de Martínez le vuelven a jugar una mala pasada, porque le feminismo no es un movimiento contra la religión y el colectivo religioso, y la prueba es que hay casos como el de Cristina Pascual, novicia de la congregación de Santa Ana en España, que se han declarado feministas, porque la mujer es mujer independientemente de su condición laboral, de su nacionalidad o de su condición sexual. Porque la desigualdad existe en todos los colectivos de esta sociedad y porque el empeño en desprenderse de luchas progresistas para el avance de la condición humana convierte a la extrema derecha y a la derecha extrema en símbolos que atentan contra el feminismo, el del resto de la sociedad. Y, sobre todo, porque el machismo mata, el machismo asesina a mujeres por el mero hecho de serlo, y no pregunta a qué se dedica cada víctima.
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