EDITORIAL: Las mentiras de Ayuso y Martínez

Publicado por PSOE Aranjuez en

Decía un proverbio judío que «con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver». La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es pionera en el arte de mentir, sobre todo a los madrileños, que ven cómo, una y otra vez, se les castiga con el arte del engaño.

Hace solo unas semanas, la presidenta regional anunció la reapertura de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria en toda la Comunidad de Madrid. Díaz Ayuso afirmó que abriría 78 Puntos de Atención Continuada (PAC), los mismos existentes de forma previa a la pandemia: 41 antiguos SAR (Servicios de Atención Rural) y 37 SUAP (urgencias situados en centros de salud urbanos).

La alcaldesa de Aranjuez, María José Martínez, se apresuró a publicar el anuncio en las redes sociales institucionales, algo que no ha hecho durante la pandemia, ni con los datos de contagios y fallecimientos en el municipio ni con los datos de las muertes en la residencia de Personas Mayores de la Comunidad de Madrid, un dato que ni conocemos a día de hoy ni tampoco le ha interesado desvelar a Martinez.

El caso es que el anuncio de la apertura del servicio de Urgencias de Atención Primaria es un nuevo atentado contra la sanidad pública, esa que Ayuso, con la connivencia de Martínez, pretende privatizar. Pero esto no es un juego de niños, es algo tan serio como que se pone en riesgo la salud de los ciudadanos, a quienes la alcaldesa de Aranjuez se niega sistemáticamente a defender para no molestar a quien se encarga de decapitar cargos a quienes no le siguen el juego… y si no, que se lo pregunten a Casado.

Afirmar, a estas alturas, que la Alcaldesa de Aranjuez es cómplice de las mentiras de Ayuso no ofrece novedad alguna. Porque la apertura de los centros de urgencias es más una pose para calmar las protestas ciudadanas y de colectivos, sindicatos y partidos progresistas que una convicción para proteger la sanidad publica.

Resulta que los centros han abierto como el que abre una tienda sin género que vender, porque en los primeros cuatro días, el centro de Gobernador abrió en precario, sin el personal necesario para atender a los vecinos de Aranjuez que, una vez más, fueron desviados en su mayoría al Hospital del Tajo, que sigue teniendo la situación que tiene. Y salvo raras excepciones en las que se contará con el personal mínimo, será la tónica general.

Además, se da la circunstancia de que si hay suerte y se dispone de una ambulancia en la puerta de las Urgencias con un médico se podrá atender a quienes acudan al centro, pero esto bloqueará cualquier otra urgencia, que puede ser de mayor gravedad, impidiendo que se atienda a otra persona que puede necesitarlo mucho más. Así es como entienden Ayuso y Martínez la salud pública.

Desde el principio, el PSOE ha reivindicado que se abriesen los centros, al menos, con el personal con el que contaban antes de su cierre, porque sabemos cómo se las gasta Ayuso, y así lo advertimos. Y también porque sabemos que la mentira es el lema de sus campañas electorales.

Lo que ha hecho Díaz Ayuso es abrir todos esos centros recurriendo exclusivamente a los profesionales que actualmente están trabajando en los SAR, es decir con casi la mitad de efectivos que los existentes de forma previa al estallido de la pandemia, un despropósito.

Ayuso desplaza, de manera caprichosa, a los profesionales de unos centros a otros, para tapar lo que sucede en la región y esconder lo que de verdad se necesita en la sanidad pública madrileña, que es un impulso en la financiación y un claro refuerzo de Recursos Humanos en las Urgencias Extrahospitalarias.

Todo esto conlleva a una precarización de las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, que están expuestos a un constante maltrato, porque muchos de ellos se verán desplazados de su municipio habitual de trabajo y separados de los que han sido sus pacientes durante años.

Díaz Ayuso ha pretendido desde un principio cargar la responsabilidad a los profesionales sanitarios, que son quienes se han dejado, y se dejan, el alma para tratar a sus pacientes, a pesar de la situación precaria. Y no olvidemos que han trabajado sin descanso en cualquier circunstancia, pero mucho más con una pandemia que nos ha azotado durante dos largos años.

Categorías: Opinión

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