EDITORIAL: Desprecio
Según profesionales de psicología, el desprecio “es una intensa sensación de falta de respeto o reconocimiento y aversión y supone la negación y humillación del otro de quien se pone en duda su capacidad e integridad moral. Es similar al odio, pero implica un sentimiento de superioridad”.
Este sentimiento de superioridad se convierte en arrogancia cuando la humildad brilla por su ausencia, que es, precisamente, lo que le ocurre a la alcaldesa de Aranjuez, María José Martínez, cuando se trata de regir los intereses de su ciudad y de sus ciudadanas y ciudadanos.
Durante toda la legislatura, el Partido Socialista ha puesto en evidencia el abandono al que el equipo de Gobierno del Partido Popular tiene sometido a esta ciudad. Suciedad, falta de mantenimiento, espacios municipales cerrados, zonas verdes abandonadas… La desidia también se ha solapado con la falta de planificación y de proyecto de ciudad. La conclusión es que el Partido Popular de Martínez ni tiene un plan para Aranjuez ni lo ha tenido nunca; y lo que es peor, ha venido despreciando sistemáticamente los servicios públicos, como la educación, la sanidad o el transporte.
Pero si hay algo más lamentable en la figura de la política municipal, más allá del abandono de la ciudad, es el abandono de las personas, que es lo que Martínez está poniendo en práctica con más vehemencia, si cabe, en estos últimos años.
La alcaldesa de Aranjuez sigue faltando el respeto y abandonando a sus vecinos poniéndose de espaldas a las reivindicaciones para que Aranjuez vuelva a tener servicio de Urgencias de Atención Primaria, porque por mucho que ella misma anunciase a bombo y platillo su reapertura y animase a sus vecinos a felicitar al Gobierno regional, la realidad es que tanto ella misma como la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han vuelto a mentir a los ribereños.
María José Martínez es la máxima expresión del corporativismo político-partidista, porque prefiere defender los intereses de Díaz Ayuso antes que los de su ciudad, que es quien le paga.
La alcaldesa lleva toda la legislatura tratando de poner el foco en el Gobierno de España, en Pedro Sánchez, que es, precisamente, quien ha puesto en marcha las únicas ayudas y las políticas precisas para que esta ciudad pueda disponer de ingresos y avanzar. Martínez ni ha hecho su trabajo ni ha exigido que la Comunidad de Madrid haga el suyo, y la prueba más punible es que en el Centro Cultural Isabel de Farnesio, propiedad de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso no ha puesto un euro para su rehabilitación mientras que a la alcaldesa se le ha agotado el discurso pidiéndole al Gobierno de España que lo arreglase.
No es que esta ciudad no merezca una alcaldesa como la que tiene, es que la alcaldesa no merece esta ciudad, porque no defiende sus intereses, porque desprecia a la ciudadanía, porque vive en un permanente estado de abandono que ha hecho retroceder a Aranjuez. Es fundamental que quienes gestionan el Ayuntamiento dispongan de proyecto político y, sobre todo, que no dignifiquen la incapacidad para gobernar. Martínez, y no es solo el PSOE quien se lo pide, tiene que ponerse al frente de los problemas que afectan a las vecinas y vecinos, y ni lo está haciendo ni lo va a hacer.
Y no hay que olvidar que Martínez está gestionando una empresa de la que se están marchando técnicos municipales muy importantes para el Consistorio, y se debería cuestionar el por qué nadie quiere trabajar a su lado. Ya han abandonado este Ayuntamiento el Interventor, el Secretario y el Tesorero y, ahora, se le van el Jefe de Contratación y el Técnico Economista y no es de extrañar si recordamos que este Ayuntamiento fue condenado bajo el mandato de la actual alcaldesa por acoso a un trabajador hasta hacerle enfermar.
La alcaldesa siempre prefirió que a este municipio le fuesen mal las cosas para postrarse en el sillón de la alcaldía, y ahí está la prueba de cuando recorría los pasillos de la Asamblea de Madrid para pedirle a sus mayores que retrasasen todos los proyectos que presentaba el Partido Socialista. El problema es que cuando se ha sentado en el sillón tampoco ha sabido ni dirigir ni escuchar a las ribereñas y ribereños, una evidencia que se corroborado con la pérdida de 8 concejales desde que asumió el bastón de mando por primera vez.
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