EDITORIAL: Inversión frente a desidia

Mientras el Partido Popular y su socio preferencial para gobernar en cualquier administración estatal, regional o local, -VOX-, continúan ejerciendo la política del insulto, la descalificación y la deshumanización, -y ahora también de la amenaza-, el Gobierno de Pedro Sánchez sigue trabajando para mejorar el estado de bienestar con acciones que buscan la inversión y las mejoras tanto estructurales como sociales en todo el territorio nacional.

La alcaldesa de Aranjuez, María José Martínez, y su delfín escudero, Miguel Gómez, desaparecidos ambos -y desmintiendo a la transparencia- en asuntos tan relevantes como la gestión del agujero aparecido en el barro de La Montaña, pretendieron la pasada legislatura, con despecho, afear la figura del presidente del Gobierno afirmando que el Estado no invertía en Aranjuez, acusaciones infundadas y desmentidas con hechos como los cerca de 40 millones de euros que el Gobierno de España destinó para Aranjuez, muchos de ellos despreciados por la propia alcaldesa y por el equipo que lideraba al no ser capaces de algo tan sencillo como ponerse a trabajar para la elaboración de proyectos que hubiesen servido para financiar, con más de 11 millones de euros -que estaban a su disposición-, los desperfectos producidos por el temporal Filomena.

El nuevo Gobierno progresista de España, mientras la derecha extrema y la extrema derecha siguen perdidos en el bosque de la amnistía obviando los verdaderos problemas que afectan al día a día, acaba de aprobar un nuevo Plan de Financiación por el que las entidades locales van a recibir 28.557 millones de euros, un 22,6% más que en 2023, lo que significa la mayor inversión de la historia de la que, por supuesto, debería también beneficiarse Aranjuez, aunque comprobada la nula gestión de populares y extremistas, las dudas aparecen como por arte de bilibirloque.

Además, desde el Gobierno de España han informado que se ha decidido flexibilizar la senda de estabilidad, de manera que las administraciones locales pasarán de un objetivo de superávit del 0,2% en 2024 contemplado en el Programa de Estabilidad de abril, a tener equilibrio presupuestario. Esas dos décimas de margen las asumirá la Administración General del Estado, que hará un mayor esfuerzo de reducción de déficit. “Ello permite a estas corporaciones locales disponer de un mayor margen de gasto y de inversión, que redundará en mejores servicios municipales a los ciudadanos”, han afirmado desde el Ministerio.

Pero no se queda la inversión por parte del Estado en las entidades locales. Las Comunidades Autónomas también se van a beneficiar de un sistema de financiación con una nueva cifra récord de 154.467 millones, un 14,9% más que en 2023, una medida que facilitará a las Comunidades y Ciudades Autónomas financiar sus actuaciones administrativas y políticas sociales.

La prioridad del Gobierno de España es garantizar el Estado del Bienestar, fortaleciéndolo para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía y para afrontar los desafíos que puedan surgir ante hechos inesperados como sucedió con la pandemia del Coronavirus. Son las Comunidades Autónomas las que gestionan servicios públicos como la sanidad, la educación o los servicios sociales y el Estado está proporcionando ayudas en financiación para mejorar estos servicios, que son fundamentales.

En el mundo de la gestión se pueden escoger dos caminos, con propósitos muy diferentes, y en el empeño aparecerá la virtud de mejorar lo realizado hasta ese momento, como evidencia el Gobierno de Pedro Sánchez con subidas de salario mínimo, inversiones sociales, sanitarias o educativas, con apoyo a los ayuntamientos y también a las Comunidades Autónomas, o elegir la senda del despropósito, un camino que es el elegido por el Gobierno municipal de Partido Popular y VOX, que en estos primeros meses de legislatura están demostrando que siempre se puede ir a peor, si se lo proponen.

La alcaldesa de Aranjuez, que ha decidido volcar sus esfuerzos en su nueva vida política regional, está dejando un Ayuntamiento a la deriva, sin dirección ni gestión, anteponiendo los intereses personales y políticos, despreocupándose de los problemas de un municipio que, a día de hoy, carece de orden y concierto, sin transparencia, sin soluciones a los problemas vecinales y vacío de contenido en un proyecto de ciudad que ni existe ni existirá.